Conteniendo una gran cantidad de estilos y géneros, las pinturas japonesas fueron en un principio una imitación de las técnicas chinas adquiridas mediante los coreanos, sin embargo, gradualmente con el tiempo fueron adoptando un carácter autóctono plagadas de una abundante estética.
Los estilos de las pinturas japonesas en la historia.
La crónica de las pinturas japonesas se inició en las cerámicas y en los murales pintados con sencillos diseños geométricos durante el período Jōmon. No obstante, su verdadero desarrollo ocurrió en el etapa Heian, con el surgimiento del estilo yamato-e, que se destacó por obras con tonalidades fuertes realizadas sobre rollos de pergaminos conocidas como emaki, y caracterizadas por estar acompañadas de textos de la literatura china.
Seguidamente, en la era Muromachi, se enfatizaron los lienzos monocromáticos realizados en tinta china, los cuales fueron impulsados por los monjes zen mediante el estilo sumi-e, pero posteriormente, en la etapa Edo, renacería el yamato-e con la aparición de la escuela de pintura decorativa Rinpa, que originó una corriente liderada por artistas como Ogata Kōrin, Tawaraya Sōtatsu y Honami Kōetsu.
Tras una serie de cambios profundos que promovieron un enfoque occidental en el período Meiji, nació en la pintura de la cultura japonesa el estilo yōga, abarcando el óleo, las acuarelas, los tonos pasteles, los dibujos de tinta, la litografía y el grabado, sin embargo, permitió la aparición de un género denominado nihonga que recuperaba las raíces niponas.
A pesar de ello, en la era Taisho predominó el yōga con nuevas técnicas del impresionismo, postimpresionismo y neoclasismo europeo, que finalmente fueron adquiridas por el nihonga, debilitando las diferencias entre ambas tendencias, además, adoptando conceptos del arte puro y la pintura abstracta logró mantenerse hasta después de la postguerra.
Así, en la época contemporánea las pinturas japonesas se enfocaron hacia los aspectos de la vida urbana, reflejando luces parpadeantes, colores de neón y un fuerte abstraccionismo, volviéndose más realista en la década de los setenta, con estilos como el op y el pop de carácter vanguardista e internacional.
Importantes artistas de las pinturas japonesas.
Entre algunos pintores japoneses destacados, se encuentran personajes de la talla de Katsushika Hokusai, famoso por el grabado del paisaje Treinta y seis visitas del monte Fuji; Utamaro, conocido por sus magistrales representaciones de mujeres llamadas bijinga; Tomioka Tessai, un gran pintor imperial que ejecutó obras como Los patriarcas de religiones remando juntos; y el mundialmente reconocido Tsuguharu Foujita, así como un larga lista de virtuosos, que le dieron a las pinturas japonesas una proximidad entre la creación artística y una profunda intuición filosófica de la realidad